Un corto extremadamente real como la vida misma. De ahí que su calidad ascienda hasta cotas insospechadas. Retrata la desgracia que se vive diariamente en los institutos de todos los barrios. Por lo que, hay que luchar contra la lacra que significa el acoso escolar y todos sus derivados. Y magníficamente dirigido, se le saltan a uno las lágrimas de la crudeza que precisamente -por desgracia- no es ficticia.